El país de Donald Trump ganó los juegos limeños con la impresionante cifra de 120 medallas de oro, fruto del esfuerzo de sus deportistas y de las condiciones y los fondos con los que cuentan para su surgimiento y desarrollo.

Pero los atletas de América Latina y El Caribe, en la mayoría de los casos sin esas condiciones, obtuvieron 264 preseas doradas, más del doble que las de Estados Unidos y más que la suma de estas y las de Canadá, que, con 35, fue superado por Brasil (55) y México (37).

En cuanto a las medallas de plata, los países de la también llamada Patria Grande sumaron 267 preseas, más del triple de las 88 de Estados Unidos y casi cuatro veces las 64 de Canadá.

La comparación es similar cuando de bronces se trata, pues los latinoamericanos obtuvieron 385, los estadounidenses 85 y los canadienses 53.

En el total de medallas, latinoamericanos y caribeños se llevaron 916 medallas, mientras los norteamericanos ganaron 293 y los canadienses 152 y, sumados, menos de la mitad de los del sur.

Entendidos en el tema señalan que si la región de América Latina y el Caribe compitiera unida, podría ganar con mayor holgura aún los Panamericanos.

En tal caso, su preparación y su potencial mejoraría con la suma de esfuerzos, infraestructura y otras condiciones favorables a los deportistas, su desarrollo y sus logros.

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